Yo no era como cualqier otra chica, podìa darme cuenta. Me gustaba exactamente todo lo que al resto no le gustaba y creía en toda historia que me contaban, sun mencionar la fascinacion que sentía por estas. Un día mi padre me contó unas historias de vampiros y mi curiosidad fue tal que me puse a buscar en internet y en libros todo lo que encontrara sobre estos. Podría ser real? Una noche estaba durmiendo en casa y de repente sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Me levanté de golpe y miré a una persona. Era muy apuesto, con una piel pálida, casi blanca. Ojos dorados y un cabello perfecto de color castaño oscuro. No sentía miedo, lo cual era raro, debería estar gritando. Alguien que no conozco en mi habitación? Pero no... Este sentimiento era diferente. De curiosidad.
- Quién sos? - Pregunté sin dudar y mirándolo fijo a los ojos.
Él se sentó a mi lado en mi cama con una sonrisa seductora
- Acaso eso importa? - contestó
- Por supuesto - comencé confundida - sos un extraño sentado en mi cama! Tal vez un ladrón! - me exalté un poco.
- Parezco uno? - Preguntó él
Lo miré estupefacta y confundida.
- Tu silencio dice que no, cierto? O me equivoco? - Dijo él.
- No, no te equivocas - Contesté y me paré - Pero si no me decís quién sos voy a gritar, y creeme, no vas a querer escucharme gritar -
Él soltó una carcajada y dos segundos después estaba en frente mío. Lo miré confundida.
- Tu, pero...cómo?? - Dije tartamudeando.
- No querías saber más sobre vampiros? Puedo ayudarte -
De repente me subió a su espalda y salimos por la ventana hacia el bosque que habìa cerca de mi casa, en un abrir y cerrar de ojos. No pude ni decir "No" y ya estaba arriba de él.