Suspiré y aceleré el paso mirando con atención el mapa que la recepcionista me había dejado para encontrar la situación de mis clases, ahora tocaba biología. Despues de andar durante unos minutos la encontré y me sentí aliviada, por un momento había llegado a pensar que me había perdido y llegar tarde a una clase el primer día no me convenía en absoluto.
Tras entrar me dirigí al profesor y le dí la nota que me presentaba. De nuevo el alivio inundó mi cuerpo cuando me dijo que me sentara y no se tomó la molestia de presentarme, me ahorró un rato de verguenza que otros profesores no habían tenido la amabilidad de olvidarlo.
Me señaló un asiento vacia, ¿Y cual fué mi sorpresa? Allí estaba el chico de la cafeteria. Si, aquel al que me había quedado mirando embobada como la mitad del colegio. De nuevo esa atracción inexplicable hizo que me sintiera confusa, y tras despertar de mi trance, ruborizada al haverme quedado mirandole, me apresuré a sentarme a su lado.